Actitud vital
En los momentos de crisis se suelen generar tres actitudes.
La primera, negar el problema. Postura que refleja inmadurez y es propia de comportamientos infantiles o adolescentes. Al ignorarlo, no se busca la solución.
La segunda es considerar que no hay salida, que no podemos superar las circunstancias adversas y sólo queda sucumbir a ellas. Esta actitud conduce al inmovilismo.
La tercera es verlos de un modo global tomando conciencia de que los seres humanos no somos elementos aislados sino que vivimos tremendamente interrelacionados con nuestros semejantes y también con el medio que nos rodea. Esta actitud conlleva esperanza pues la persona descubre que tiene en sus manos la posibilidad de elegir en todo momento y, por lo tanto, de producir cambios en sus circunstancias.
Esta última opción pasa en un primer momento por reconocer nuestros problemas, dependencias o adicciones y buscar soluciones encaminadas al cambio personal, siendo conscientes de que ese hecho afectará también al entorno y a nuestros semejantes.
Uno de los aspectos a tener en cuenta es que todo cambio implica que algo vamos a perder y algo vamos a ganar. El equilibrio entre esos dos factores será lo que nos lleve a una existencia feliz o problemática.
Desafortunadamente, los mensajes que nos hace llegar la sociedad van enfocados hacia el consumismo, hacia la cultura del tener en lugar del ser. Este mecanismo de evasión funciona en un primer momento. Pensamos que acumulando cosas materiales cubriremos nuestras carencias.
La sabiduría popular nos dice que la felicidad no consiste en tener más cosas sino en ser feliz con las que tenemos.
La primera, negar el problema. Postura que refleja inmadurez y es propia de comportamientos infantiles o adolescentes. Al ignorarlo, no se busca la solución.
La segunda es considerar que no hay salida, que no podemos superar las circunstancias adversas y sólo queda sucumbir a ellas. Esta actitud conduce al inmovilismo.
La tercera es verlos de un modo global tomando conciencia de que los seres humanos no somos elementos aislados sino que vivimos tremendamente interrelacionados con nuestros semejantes y también con el medio que nos rodea. Esta actitud conlleva esperanza pues la persona descubre que tiene en sus manos la posibilidad de elegir en todo momento y, por lo tanto, de producir cambios en sus circunstancias.
Esta última opción pasa en un primer momento por reconocer nuestros problemas, dependencias o adicciones y buscar soluciones encaminadas al cambio personal, siendo conscientes de que ese hecho afectará también al entorno y a nuestros semejantes.
Uno de los aspectos a tener en cuenta es que todo cambio implica que algo vamos a perder y algo vamos a ganar. El equilibrio entre esos dos factores será lo que nos lleve a una existencia feliz o problemática.
Desafortunadamente, los mensajes que nos hace llegar la sociedad van enfocados hacia el consumismo, hacia la cultura del tener en lugar del ser. Este mecanismo de evasión funciona en un primer momento. Pensamos que acumulando cosas materiales cubriremos nuestras carencias.
La sabiduría popular nos dice que la felicidad no consiste en tener más cosas sino en ser feliz con las que tenemos.
3 comentarios
Mordax -
¿Las crisis son problemas o puntos de contraste?.
Anónimo -
LEILA -